viernes, 27 de febrero de 2009

"Somos arquitectos de nuestro propio destino."

Una de las ilusiones más importantes puede encontrarse en la práctica, consciente o no, de pedir un deseo.
Todos los seres humanos hemos elevado en algún momento de nuestra vida,nuestro pensamiento a la nada, o a eso que creemos existente o en aquello en lo que deseamos no creer, y hemos pedido si fuésemos escuchados, que algo que queremos profundamente ocurra: la realización de nuestros sueños, el billete de lotería… que esa persona especial fije su mirada en nosotros... Lo que sea. Es difícil imaginar que alguien jamás haya deseado algo hasta el punto de pedirlo en silencio con la esperanza de que tal vez así se cumpla.... ¿quién no ha pedido alguna vez un deseo a las estrellas..?

Pero desear no es suficiente. Esperar que las cosas pasen tampoco lo es. Cuando es así, cuando sólo se espera que la suerte se manifieste se debe estar consciente de que lo que ella nos traerá no será necesariamente lo que soñamos. Si nos quedamos esperando es posible que lleguemos a pensar: ¿es esto lo que queremos?
No obstante dejar de desear es también una utopía. Imaginar que se puede recorrer la vida sin poseer deseos, por más imposibles que estos sean, es simplemente antinatural e inhumano. Necesitamos desear pero a la vez tenemos que impulsarnos a la realización de ese sueño.

En el mundo empresarial soñar está representado en la visión y la operacionalización de ese sueño está presente en la misión, metas y objetivos. Pero es en el trabajo constante y bien hecho donde se encuentra la materialización de lo que se desea. La lección es así de fácil, hay que trabajar por lo que se quiere.

Esto es uno de los problemas más grandes de la humanidad porque no siempre lo que uno quiere es lo que hace y no siempre lo que uno hace es lo que quiere...me explico? Las necesidades y las obligaciones se imponen usualmente frente a nuestros sueños y al final parece que lo único que queda libre de todo esa realidad es simplemente soñar y desear.

Pero no es así. Simplemente no lo es. Lo que ocurre es que nos aferramos a doctrinas y reglamentos con los que hemos crecido debido a ese sentimiento, también de la seguridad y la estabilidad y olvidamos por completo que el único límite que realmente poseemos es aquel que nos auto-imponemos. ¡Nosotros mismos evitamos que nuestros sueños y deseos se cumplan porque no creamos circunstancias que así lo permitan!.

Las empresas crean sus circunstancias. Observan el mercado. Observan a los competidores, clientes y proveedores. Observan los gastos e inversiones y procuran escuchar a los asesores y consultores para orientar sus esfuerzos al éxito.

Nosotros por nuestra parte, trabajamos día a día haciendo exactamente lo mismo, hablamos con nuestros amigos y compañeros o familiares y, aún cuando olvidamos los elementos que deberíamos observar para alcanzar el éxito y nuestros sueños, esperamos que la suerte nos sorprenda sin razón hoy, mañana, en navidad.. cuando sólo se puede cosechar lo que se siembra y si no se ha sembrado nada tal vez recibamos una hoja seca mientras esperamos sentados en la “grailla”...

Es inevitable soñar, desear e incluso hasta cruzar los dedos de vez en cuando esperando que las cosas ocurran como quisiéramos que pasaran. Y eso es bueno. Pero al hacerlo tenemos que recordar lo que tantas veces nuestros familiares nos decian cuando eramos chicos..: Debíamos ganarnos tal premio. De chicos es fácil, solo teníamos que estudiar y portarnos bien. Pero en la madurez nuestros sueños dependen de todo cuanto hacemos, decimos, producimos o eliminamos. Dependen más de nosotros que de cualquier otra cosa en el universo....no vale con tan solo desear.

No podemos negar la realidad, somos emociones, sentimientos y percepciones, no todo puede ser planificado ni enfocado como si se tratara de maquinas u objetos sin voluntad propia. Hay que saber o aprender a valorar el momento y con ello saber cuando deben reinar las emociones y cuando la razón, e incluso, cuando deben coexistir y complementarse.

Siempre tenemos la oportunidad de hacer mejor las cosas, de lograr lo que en el pasado pensamos imposible. Pero esa oportunidad, esa probabilidad de logro, de éxito, tiene que poseer una buena dosis de responsabilidad, de esfuerzo, de planificación.
Según mi libro de la uni..: ”Planificar requiere revisar los escenarios, conocer nuestras debilidades y fortalezas, observar nuestras oportunidades y amenazas, tener un sueño claro, alcanzable y posible, contar con las herramientas adecuadas, plantearnos objetivos que nos conduzcan a alcanzar las metas. Requiere de conocimiento, pero más allá del conocimiento teórico, del conocimiento interno, de saber exactamente qué queremos y donde queremos estar. Debemos conocernos primero nosotros mismos. Conocernos lo suficientemente bien para poder hacer ejercicio de la planificación y obtener los beneficios que trae consigo. Ello significa también evaluar los escenarios y escoger el que mejor se adapte a nuestras expectativas y esperanzas así como conocer nuestro exterior.”


Debemos dejar de planificar únicamente de forma operativa y a corto plazo, salvo que ello realmente represente una ventaja competitiva, pues de no ser así, seguiremos experimentando una y otra vez los mismos resultados, seguiremos obteniendo las mismas respuestas. Es importante incluir la planificación estratégica y táctica a nuestras vidas, hacerla parte de nosotros mismos sin que ello signifique suprimir la emoción y la esperanza en un futuro mejor, por el contrario, no habrá sensación más grande de satisfacción y éxito que saber que todo cuanto deseamos lograr en el año nuevo respondió a una visión clara, una misión amplia e integradora, al logro de nuestros objetivos y metas… al éxito de una buena estrategia.



Una vez escuché la frase de:"para vivir un día como reyes debemos trabajar un año como esclavos". No quiere decir que debemos haber pasado por humillaciones, castigos... Se refiere principalmente al trabajo constante, al sentido de humildad, a mantener la esperanza puesta en el objetivo y, sobre todo, saber, que cada día vivido es un día ganado. El resto depende de nosotros...



“No se puede mirar el futuro como una continuación del pasado... porque el futuro va a ser diferente. Y realmente tenemos que lograr desaprender nuestra manera de manejar el pasado para poder manejar el futuro”. (Charles Handy).



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